lunes, 22 de julio de 2013

El mecenas de la oportunidad


Benny Moré siempre ayudó en la capital a los músicos y artistas cienfuegueros

Por: Roberto Novo

Todo tiempo los ha tenido. Unos han sido verdaderos benefactores; hombres o mujeres que con un amor sincero y una intensión diáfana han ofrecido su poco o su mucho en favor de la ciudad. La mayoría de las veces nadie se ha enterado, o ha sido noticia al cabo de los años, cuando ya no era justo continuar ocultándolo.
Otros, los que me invitan a escribir, son, dicho en el mejor cubano, tremendos “Caradeguantes”; son esos que se solapan tras una carita de tierno sacrificio y vastas responsabilidades para decir emocionados: “Estoy aquí para entregar todo mi corazón”, e inmediatamente abrir a todo pecho los bolsillos. Esos son los mecenas de la oportunidad.
Abundan.
Estos tiempos los hacen crecer y multiplicarse porque las crisis a veces le aprietan los tornillos a muchos, se revientan las talanqueras que contenían las falacias y entonces hay que buscar fórmulas de sobrevivencia como sea y donde sea, para seguir “triunfando”.
Mi ciudad, gracias a los convites de algunos no menos “triunfales” cuadros directivos manejadores de los recursos de todos, ha padecido largas eras de visitas de personajes que, otrora, venían a mostrarnos lo “grandes” que eran.
Evidentemente por entonces no sufrían las crisis. Quizás nuestros queridos y simpáticos medios de difusión los apuntalaban un poco, y alguna que otra estancia más allá de nuestras costas le daban el toque final: “Fulano lleva 6 meses de gira por Europa…”, podía decir algún titular, sin dar muchos detalles de dicha gira…(Porque los hay que acá, en la Habana de todos los cubanos, asisten a congresos y conciertos con discursos y canciones de alto vuelo cultural, y allá, en las mencionadas giras, lo mismo silban un tango que rezan una misa china)
Y ahí llegan, trayendo entre despojos del alma sus grandes ideas, sus preciosos proyectos, sus fabulosas palabras de puras ideologías intelectualoides para aparecer como los queridos Mecenas del nuevo siglo a la vista de todos…, o de casi todos.
Ya me sé las etapas del cuento: 
·       Llegada triunfal
·       Engaño y convencimiento (o quizás confabulación) con el cuadro-directivo de turno
·       Aplicación del proyecto X que dará cuantiosos “beneficios culturales” a la ciudad (y no menos cuantiosos beneficios económicos al Mecenas)
·       Explotación de dicho proyecto X hasta que sea posible…
·       Desaparición del Mecenas (posiblemente ya ande por otras tierras del archipiélago haciendo la próxima entrada triunfal)
·       Explosión del proyecto X porque, desde el principio, todos sabían que no servía, pero ya era demasiado evidente.
·       …no, el cuadro-directivo ya había desaparecido hace tiempo, así que la responsabilidad era verde y, ya saben…
Llegó por acá hace poco algún Mecenas de estos y dijo: Voy a empezar a traer “artistas nacionales” a la ciudad…
¿Y no sería mejor y más útil llevar a los artistas no nacionales, los de aquí, allá, a la Habana, presentarlos, ayudarlos, abrirle puertas?
¿Acaso no fue esto lo que hizo Benny Moré con La Aragón y con muchos otros?
Estoy seguro que sí, que lo correcto es que los primeros beneficiados por las riquezas de un territorio sean los seres que lo habitan día a día, y si alguien desde más allá los ayuda, mejor.
Pero entonces no habría ni Mecenas ni ganancias ni, como diría García Márquez, un carajo.
Atención. Cuidado.