martes, 13 de noviembre de 2018

Termina la Temporada ciclónica

 

Parece, (y esto que sigue lo diré en voz baja por si acaso) que saldremos ilesos de problemas en la actual temporada ciclónica. Es difícil, según me dijo alguien que sabe de estas cosas, que en lo que queda de noviembre aparezca algún huracán importante. ¡Qué bueno!

Qué bueno, además, que  los científicos y los trabajadores de la meteorología hayan logrado establecer los límites de un período que a nadie le hace gracia: desde el 1ro junio hasta el 30 de noviembre: ¡preparados y alertas!

Y uno se pregunta, como quien quiere las cosas: ¿sería posible crear temporadas parecidas, o incluso más cortas, para otros eventos que, sin ser ciclones, causan tantos o más daños que dichos meteoros?

Por ejemplo: del 4 al 10 de septiembre: temporada de mentirosos..., o también: del 11 al 25 de octubre: temporada de oportunistas…

Crear temporadas de mediocres, de ladrones, de gente de mal gusto, de desamorados…, todas las maliciosas y posibles temporadas; entonces, el resto del año, uno se sentiría seguro, feliz y contento.

¿Se imaginan al Dr. Rubiera dando el parte en el noticiero de televisión, diciéndonos muy ufano:

“Hola y qué tal mis amigos. Ya hoy en la mañana ustedes pudieron apreciar una notable variación en las colas para realizar trámites de identidad, de emigración, de vivienda, y hasta en la cola del Coppelia, y es que, para suerte, ya termina la actual temporada burocrática”.

Y uno, entonces, aprovecharía para hacer canciones de amor.

Cienfuegos, 11 de noviembre de 2018.

 

 

lunes, 5 de noviembre de 2018

CAMBIAR LA HORA

 

CAMBIO DE HORA

Ya cambiamos la hora. ¡Qué bien!; estamos existiendo 60 minutos de más porque anoche, cuando el reloj marcó la 1 de la mañana, todos los cubanos regresamos a las 12,  de manera que volvimos a vivir esa primera hora del domingo 4 de noviembre del 2018.

Muchos agradecieron el cambio de hora: los que andaban de fiesta, los que enamoraban, y hasta los que dormían: porque durmieron 1 hora más. Pobre del que estaba de guardia o trabajando.

Cambiar por cambiar puede ser peligroso, pero cambiar, cuando es necesario, justo, provechoso y legítimo, es bueno.

Es normal que cuando, por ejemplo, un juego de cuerdas se vence, lo cambiemos. La guitarra agradece las nuevas cuerdas. Pero ojo con este tipo de ejemplo porque a veces generalizamos mucho las cosas y, resulta que da a pensar que todo lo viejo debe ser cambiable. En este sentido, para ahorrarme palabras, cito al Papa Francisco: “Los jóvenes saben ir rápido, pero los viejos saben el camino”.

Los cubanos ya cambiamos la hora y este, según dicen, es el horario normal.

Me gustaría pensar que el horario que dejamos atrás, el “anormal”, lo era porque en él proliferaban la indecencia, el maltrato, el sálvese quien pueda, el odio, la mentira, la traición y el desamor.

Ojalá este, el horario normal, nos traiga de lo otro, de lo amable, de lo bueno, de lo decente, de la belleza, de lo humano, en fin, de lo que jamás, por ningún motivo, debe ser cambiado.