TARAREOS PARA ISABELLA, …Y MUCHOS MÁS.
¡Ya llegaron a mis manos, a mis oídos y sobre todo a mi corazón los “Tarareos para Isabella” que Augusto Blanca y Rosy Rodríguez CREARON! (Y nótese que con toda intensión, y sin remedio, he escrito “crearon” con las mayúsculas más mayúsculas del mundo)
¡Qué bello disco este!
Bello, fabuloso, sencillo y enorme como un niño.
Amable y simpático como solo saben ser Augusto y Rosy:
Melodiosamente inesperado y profundo tal cualquier trovador verdadero.
Todo lo tiernamente humano que pudiera brotar de una muy humana y tierna madre abuela.
Dicho en buen cubano: ¡qué bárbaro!, pero bárbaro de bueno, de grande, de riquísimo y soplao, claro.
Y tanto que advierto:
Los niños que escuchen este disco nunca más serán los mismos: querrán ser tan niño y niña como este señor Blanca y señora Rodríguez;…y miren que eso es bastante…
Ya uno de mis hijos, el de 15 años, escuchó los “tarareos”. El otro, igual de niño con sus 28, lo hará pronto.
Pero mi agradecimiento mayor a Rosy y Augusto es porque un día sé que lo van a escuchar mis nietos. Y el tiempo no habrá transcurrido; serán los mismos “tarareos”.
Entonces dos cosas para terminar:
Gracias a Dios, a mis hermanos mayores Rosy y Augusto y a mi sobrina Isabella (que ya no tengo que verla para conocerla), a la disquera Colibrí y todos los músicos y técnicos por este REGALO.
Y a los que no lo han escuchado: …ya saben lo que se pierden.
Roberto Novo