Debe haber sido por Leo, aquel tremendo músico espirituano
que ahora mismo no sé bien por donde andará, pero que en los ya casi remotos y
buenos tiempos de la Casa de la Trova de
Cienfuegos era el flautista del grupo Septiembre 5, y tocaba tan bien que estoy
casi seguro nos contagió el gusto.
Porque después de tener por algunos años varios pequeños
grupos acompañantes, un buen día “racionalizamos” plazas (creo fuimos pioneros
en esas lides de racionalizar) y creamos un mínimo formato: Guitarra, guitarra
tres y flauta.
Nuestro primer flautista fue Sergio, todo un personaje que
llegó desde la tierra de Benny Moré; Lajas. Todavía me pregunto cómo se las
arreglaba Sergio para tocar flauta y en los sones y guarachas pasarse al bongó.
Y no es que lo hiciera a la vez en un alarde cirquero ni mucho menos. Es que
los dedos se afectan al repicar el cuero y luego, al posarse sobre las
sensibles llaves de la flauta…
Sergio |