…y muy posiblemente
usted también.
Porque resulta que de
un tiempo a acá, -de un buen tiempo a acá-, el agua, ese
insustituible y cotidiano líquido de nuestras vidas, llega hasta mí
con no pocos inconvenientes y embarazos. Por disciplina que alguien
impuso o diseñó sin consultarme, debería llegarme un día en la
mañana y la tarde, y otro solamente en la tarde. A veces ha
funcionado así. A veces he organizado las tareas del día pensando
en esos horarios, y muchas veces, fundamentalmente en los últimos
tiempos, la tal disciplina ha sido reina en informalidad y caos, y la
organización se me ha “desorganizado”.