El Club Cubanos de Cienfuegos es una iniciativa de los
hermanos Pedro y Roberto Novo Serra, exitosos trovadores y compositores de la
localidad. Ellos han promovido encuentros periódicos entre un grupo de sus
amigos, que saben son cienfuegueros “rellollos”, de esos que “no han omitido nunca
sus esfuerzos en el empeño del adelanto común de la ciudad y sus habitantes”.
Como característica particular, en esta
convocatoria se han incluido tanto a los nacidos aquí, como a personas que “de
otros lugares vinieron a convivir con los hijos de esta Perla del Sur y han
hecho suyos los nobles empeños del mejoramiento cultural y social de Cienfuegos”.
Por lo que, a estos efectos, el calificativo de “rellollo” cobra dimensiones
más amplias, que se basan en “la laboriosidad, el altruismo” y el amor a la
ciudad.
Francisco González Navarro, pocos días
después del primer encuentro, escribía: “el Club Cubanos de Cienfuegos nació el viernes 27 de diciembre de 2013, más
sencillo que una palma en medio de la sabana. Sin oropeles ni alfombras rojas.
De haber un tapiz, debía tener ese color indescifrable del mar crepuscular de
Jagua. Vino al mundo con canciones, besos y apretones de mano. Sin acta
fundacional ni consigna coyuntural, o sí, con el lema que dibujó Don Agustín de
Santa Cruz y Castilla allá por 1831, cuando su pasión por la heráldica empuñó
el pincel y junto a los cuarteles y los laureles del escudo local, escribió en
latín las piezas morales que traducidas conjugan el alma cienfueguera: Fe,
Trabajo y Unión”.
Entre las principales intenciones, en esta etapa
inicial, está la realización de, al menos, un encuentro mensual en diferentes
instituciones y escenarios de la ciudad, para conmemorar personas,
acontecimientos y fechas relevantes para Cienfuegos y para Cuba.
Si bien asistir a las actividades que se celebran, ya
es un oasis espiritual en una época tan compleja como la actual, el hecho mismo
de compartir con buenos amigos, conocer sus sueños y lo que hacen, también
favorece que se establezcan o se fortalezcan lazos de amistad entre los que
Martí calificó como “los que aman y fundan” y que puedan fructificar viejos y
nuevos proyectos en beneficio de todos.
“El himno a Cienfuegos en tiempo de
trova y Luna cienfueguera en tiempo de himno”, incorporados en estas celebraciones,
tal parece que vienen como anillo al dedo, no como símbolos de nostalgias y
añoranzas de un tiempo pasado, sino como signos que identifican las raíces de
nuestra rica tradición, en una dimensión actual, tan necesaria no solo ya para
el presente sino, sobre todo, para el futuro. Precisamente, la urgente
necesidad de transmitir a las nuevas generaciones de cienfuegueros esas
cualidades por las que hemos sido bien conocidos en todo el país, por el orgullo
especial que sentimos por la ciudad y su progreso -entre brisas y olas-, y por
la existencia de excelentes relaciones de cooperación y solidaridad entre nuestros conciudadanos.
¡Ánimo gente mía, que a la noche más negra le amanece
el día!
Dr. Alfredo Espinosa
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