Hoy recibimos un
brevísimo correo de la amiga Tamarindo:
“Lindos carnavales..... jajaja, ya sé que no les gusta,
pero al menos para socializar…”
Se equivoca mi
querida Tamarindo: Sí nos gustan los carnavales, y nos gustan mucho. Si
pudiéramos pasábamos el año de carnaval en carnaval.
Saldríamos casi
al final de la tarde y en el primer quiosco, el de Prado y Santa Cruz,
llenaríamos un par de vasos-perga con cinco cervezas de botella, frías y tan
sabrosas como cualquier Cristal contemporánea. Ahí desembolsaríamos
aproximadamente $ 3.50 MN.
Entonces
recorreríamos la trocha del carnaval a todo lo largo, olfateando los cien colores de la recién pintura,
encontrándonos con mil amigos y enterándonos que en la primera tarima actuará
La Aragón y luego La Monumental, en la otra Los Latinos, en aquella de más allá
El Órgano Oriental y en las puertas del malecón Adalberto Álvarez y su Son 14.
Un bocadito de
pan con lechón nos tentaría el apetito, aunque…, no, en la siguiente cuadra los
hacen mejores, y cuestan igual: 65 centavos MN.
Nos iríamos hasta
La Patana, donde “Los Modis” tienen su descarga y, ¡qué raro!, en el camino
nadie nos vendió flores de cristal ni pitos de cartón ni peluches… (No sé qué
relación pueda tener un peluche con un carnaval), ni vimos montañas de rositas
de maíz o aletargados bistec de… ¿de qué parte de qué animal habrán salido esos
bistec?
Tampoco vimos a
alguien, no menos entumecido que el bistec, orinando en el mismo centro de la
ciudad.
¿Qué pensará la
ciudad de los carnavales de hoy?
Hace más de una
semana vengo escuchando y recopilando frases casi célebres. Advierto que
algunas son bastante fuertes.
·
Estos carnavales son como aquella
novela: Vale todo…
·
Las carrozas parecen cajones de
bacalao…
·
Esta es la fiesta suprema del
Reguetón y la bulla…
·
Lo mejor que tienen es que con ellos
se limpia un poco la ciudad; porque por lo menos 60 o 70 malandrines caen
presos, si no se matan antes…
Tamarindo, me
gustan mucho los carnavales, los de verdad, (no los de Rio ni los de Málaga),
los nuestros, los que nos merecemos todos, los que todos podemos ser capaces de
hacer.
Ah, en esos
también se socializa. Y mucho.
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