Preliminarmente quiero hacer el famoso cuento del sofá
porque puede que alguien no lo conozca, (hace unos días, en una reunión
familiar, se me ocurrió decir: ¡eso fue a
la hora que mataron a Lola!, y los muchachos presentes me miraron con
asombro, como preguntando quién era Lola)
Pues el cuento del sofá dice así más o menos:
Está una mujer con su amante en el
sofá de la casa cuando, de repente, aparece el burlado marido y, al
sorprenderla, decide botar el sofá.
Hace unos días el joven trovador cienfueguero Nelson Valdés
organizó un concierto junto a otros músicos y artistas de la ciudad y con el
apoyo del teatro Tomás Terry. El espectáculo se concibió y organizó pensando
presentarlo en las áreas exteriores del teatro, dígase, obviamente, los
alrededores del parque José Martí.
A punto de realizar la función llegó una orden: no se podía
hacer tal concierto en ese lugar por las malas consecuencias que el mismo podía
traer para el cuidado y conservación de dicha plaza…
De vez en cuando le digo algo a mi esposa: tú necesitas dos
casas, una para tenerla limpia y ordenada y otra para vivirla.
¿Será que necesitaremos dos ciudades?
Y no es yo que defienda que se arremeta contra la ciudad, al
tiempo que la vivimos, hasta hacerla añicos. Todo lo contrario. Cada día quiero
y necesito vivir y reservar a mis hijos y nietos una ciudad mejor.
Pero nunca tendremos una ciudad mejor a costa de llenarla de
carteles o disposiciones prohibitivas.
Hay que vivir la ciudad como debe ser, con responsabilidad, disciplina y amor,
con alegría y muchos deseos de vivir. Conservar y cuidar la ciudad no puede
convertirse en una camisa de fuerza, en una ley seca, en un NO para todo lo que
“sospechemos” que pueda dañarla. Uno de esos eventos que por estos días
insisten en nombrar carnaval le hace mucho más daño a la ciudad y hasta ahora
no tengo noticias de que vayan a suspenderlos. Sabemos muy bien quienes son los “dañadores” de la ciudad,
quienes y por qué dan rienda suelta a sus desmanes y tropelías. No podemos
cerrar espacios a todos porque unos cuantos impongan sus modos de ¿convivencia?
Y no es tarea fácil.
Conciertos y eventos bien organizados, donde prime la
cordura y el buen arte, donde no haya espacio para los que destruyen ni
incitaciones a hacerlo, donde a nadie se
le imponga nada de manera que su presencia en dichos espacios no presuponga un
castigo; eso es lo que necesitamos.
Repito: No es tarea fácil.
Siempre será más fácil botar el sofá, pero a larga…
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