El
pasado domingo tuvimos la suerte, una vez más, de cantar a la par de ese gran
maestro de la segunda voz conocido por Villa.
Voy a
atreverme a asegurar que Villa no realizó estudios musicales ni mucho menos.
Villa canta porque cantar es parte de su respiración cotidiana. Villa canta
esas exquisitas segundas voces porque el corazón le va dictando las notas.
Villa canta porque es un trovador que ha llegado a su tercera juventud
enamorado de las canciones de Matamoros, de Sindo, de Corona y de Delfín.
Alguien,
ese mismo pasado domingo, nos preguntaba: bueno, ¿y ustedes de que trova son,
de la vieja, la nueva, la novísima o de cuál?